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Acabamos nuestra ruta veraniega por los países más sanos del mundo. Suecia, Francia, Japón y hoy os hablo de Australia, un país de referencia mundial en cuanto alimentación y estilo de vida saludable.

Más verduras y menos cereales

La pirámide nutricional australiana es muy conocida y sobre todo llama la atención y me gusta porque en la base de esa pirámide están las verduras y las frutas en detrimento de los cereales, como suele ser habitual en nuestra dieta mediterránea.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alertado muchas veces de que un consumo adecuado de verduras reduce el riesgo de padecer enfermedades como el cáncer, la diabetes o la hipertensión.

¿Sabías que en Australia todas las hamburguesas llevan una rodaja de remolacha en el medio?

Además, cuando los australianos se refieren a cereales priorizan la quinoa, los copos de avena y los cereales integrales y destierran las harinas refinadas, la bollería y los típicos cereales azucarados del desayuno. ¡Un ejemplo de lucha contra los procesados!

Carne a la BBQ como fuente de proteína

Las proteínas de animales alimentados con pasto, en un entorno libre, son muy beneficiosas para la salud. Hay que destacar el aporte altísimo de minerales como el hierro y el cinc. Os recomiendo que experimentéis, a mi me encanta alternar las carnes más fáciles de encontrar en nuestro país como el pollo o la ternera con otras más exóticas, como el canguro o el cocodrilo, tan típicas en las parrillas australianas.

Las barbacoas son uno de los planes preferidos de los australianos

Los australianos dan sabor con hierbas y especias 

En Australia apuestan por platos frescos, naturales y sin artificios. Lo único que suelen utilizar son especias y hierbas frescas para potenciar el propio sabor y la textura de los alimentos. Por ejemplo, la receta típica del canguro es simplemente a la parrilla, poco hecha y aderezada con ajo, pimienta y romero. Y el Barramundi, pescado típico, se cocina a la plancha con un toque de cítrico.

Las especias como el comino también se recomiendan y se usan mucho no solo para saborizar de forma natural los platos, sino por sus propiedades saludables para evitar los gases o hacer más digestivas las comidas.

Mucha agua

En lo que respecta a bebidas, la única recomendación en esta pirámide nutricional es el agua. Nada de consumo moderado de cerveza o vino como ocurre lamentablemente en la pirámide de la dieta mediterránea.

Nueces de Macadamia

Me encantan los frutos secos por la cantidad de energía que aportan en el día a día, pero además son una fuente excelente de proteínas, grasas, vitaminas, antioxidantes y minerales. Las nueces son sin duda una de las mejores grasas que podemos consumir y además las nueces de Macadamia, típicas de Australia, son las que poseen un mejor equilibrio entre ácidos grasos omega 3 y 6.

Los australiano consumen las nueces de Macadamia crudas, pero también las añaden en guisos, panes o pasteles.

Un estudio de la Universidad de Southern Cross (Australia) ha descubierto que alrededor del 70% de los cultivos comerciales de macadamia que hay en el mundo tienen su origen en un solo árbol, plantado en el siglo XIX en la ciudad de Gympie, en Queensland (Australia).

Brunch, la comida preferida de los australianos

Esta comida a medio camino entre el desayuno y la comida es para mí el mejor momento para disfrutar en familia y con calma de auténticas delicias como las tortitas o los huevos benedictinos.

En Australia, esta comida se ha convertido en el momento preferido para reunirse y celebrar y el huevo es uno de los alimentos que no falta jamás: revueltos, en tortilla, escalfados… todo vale. Y es que el huevo es un ejemplo de alimento rico en proteína de alta calidad lleno de nutrientes y vitaminas esenciales que tenemos que tener muy presente.

Los australianos cocinan en casa 

Lo normal en Australia es que las comidas se hagan en casa, o se lleve un tupper preparado a la playa. Lo de salir a comer o cenar fuera es algo muy excepcional. Esto difiere mucho de otras ciudades como China o Londres en las que es muy habitual salir a comer fuera.

El hecho de preparar los propios platos en casa contribuye a que éstos estén más cuidados y sean más sanos. Ya sabemos que, por lo general, en los bares se abusa de aceites refinados, sal e incluso a veces se añaden potenciadores del sabor.