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¡Bienvenidas las ensaladas en tarros! Porque nada mejor que poder armar tus comidas para llevar fácilmente, sin que dejen de ser deliciosas y saludables.
Las prisas del día a día muchas veces no nos permiten preparar nuestras comidas con tiempo. Por esta razón, te traemos una práctica y rica propuesta para que puedas llevar- y comer- sin problemas tus ensaladas favoritas durante la semana.
¡Arriba lo fácil y delicioso!
Y es que es sólo cuestión de tener un poco de orden en nuestra despensa, tener a la mano los ingredientes, y ¡poner manos a la obra el fin de semana!
Pero ATENCIÓN. No dejemos de lado lo más importante al momento de preparar nuestras comidas: ¡la creatividad! Lo ventajoso de las ensaladas en tarros es que permiten muchísimos tipos de combinaciones, así que ¡a poner a trabajar a nuestra imaginación!
Lo más importante: tratar de trabajar con los ingredientes que ya tenemos en casa; así evitamos que caduquen y reducimos el desperdicio de alimentos.
Y… ¿Por qué tarros de cristal?
Porque son un recipiente ¡estupendo! para conservar todo tipo de alimentos y preparaciones; evitando además el sabor a plástico en tus comidas. Por lo que son excelente inversión para tener en nuestros hogares. Entonces, ¿qué esperas para conseguirlos?
Consejos para preparar tus Ensaladas en Tarros
Para que las ensaladas en tarros aguanten en el refri hasta su consumo, es importante que hagas bien el orden de las capas dentro del envase. Esto determinará su duración.
Hay varios factores a considerar como peso, humedad, y dureza, que te ayudarán a distinguir en qué lugar va cada alimento. Siempre se van a ordenar los ingredientes del más al menos acuoso. Así encontraremos, de abajo hacia arriba:
Aliño: Sería lo primero que se introduciría en el tarro aunque yo personalmente prefiero recomendar que esto se haga justo antes de comerte la ensalada. Por si acaso. Te invito a que retes a tu creatividad y uses nuestras Cremas de Frutos Secos Orgánicas para hacer un topping ¡deliciosamente único!
Vegetales y frutas (que no sean hojas): Cualquier tipo de vegetal o fruta irá en este lugar. Si es húmedo sus jugos no afectarán a ningún otro alimento. Por ejemplo, tomate, calabacín, pimiento, zanahoria, cebolleta, fresas, mango, etc.
En tercer lugar iría la quinoa o similares si los usamos.
Proteínas: ¿Quieres completar tu ensalada con pollo en tiras, queso, bacon, ventresca o huevo duro? ¡Es el momento para hacerlo!
Hojas verdes: En este lugar va lo que menos pesa, y eso son las hojas verdes. Como son: la lechuga romana, rúcula, brotes, espinaca, ¡lo que te apetezca! Tiene que ir en la superficie, ya que al ser lo más delicado -y lo que antes se echa a perder- tiene que estar lo más lejos posible de la humedad.
Toque final: Normalmente suele ser algo que no pesa mucho y es seco, por ejemplo, mezcla de semillas (chía, linaza, etc.), frutos secos, granola, entre otros.
Lo ideal -hasta que estés habituado a este método-, es hacer una lista de ingredientes de cada sección, para que cuando hagas las primeras combinaciones de ensaladas no te equivoques o inviertas el orden de ciertos ingredientes.
Mantén la verticalidad.
Todo está colocado en vertical por un sencillo motivo, si el tarro se vuelca, las hojas verdes se pondrían mustias enseguida al entrar en contacto con los jugos. Intenta por tanto, mantener los tarros en vertical hasta el momento en el que te vayas a comer la ensalada.
¿Y ahora? ¡A comer!
Si te ha parecido interesante el artículo, te recomiendo mi segundo libro “Cambia lo que comes y cambiarás el mundo”, donde doy muchas ideas para que hagas recetas saludables. Como siempre digo, la clave está en llevar un alimentación que tenga como base: gran variedad de verduras y frutas, acompañarlo de grasas y diferentes fuentes proteicas.
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