Tiempo de lectura estimado: 2 minuto(s)

No es un secreto que la comida forma parte de nuestro día a día y es vital para nosotros.

Existe un dicho popular que reza “somos lo que comemos”, y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo. Nuestros hábitos nos definen como personas, incluyendo los hábitos alimenticios. Todo lo que comemos forma parte de nosotros y nos nutre para seguir funcionando, pero ¿todas las comidas nos nutren de la misma forma? La respuesta es muy simple, no.  

Algunas de las excusas más frecuentes que usa la gente es el tiempo, el precio y el esfuerzo, pero no es verdad. Por supuesto, la comida procesada no tiene cabida en una dieta saludable.

Tiempo

En la sociedad actual vive cada vez más rápido y eso se refleja en lo que comemos. Mucha gente dice que ya no tiene tiempo para comer saludable creyendo que gastará muchos minutos preparando comidas sanas y optan por comidas preparadas, productos procesados y comida basura. Lo cierto es el tiempo no es una buena medida para determinar si la comida es sana o no. Podemos pasarnos horas preparando “mala comida” y tener en cuestión de pocos minutos “comida buena”. La clave está en elegir bien los ingredientes. Si compramos productos naturales y frescos será muy difícil que la estropeemos. Sin embargo, si ya en el supermercado optamos por salsas preparadas, comidas congeladas listas para freír o calentar, cereales y galletas para el desayuno o snacks llenos de azúcares y grasas trans, meteremos en nuestro cuerpo mucha basura que nos irá haciendo daño poco a poco. Podemos tener snacks igual de ricos pero saludables.

Precio

En nuestra elección diaria está comer saludable o no. Cada vez hay más restaurantes que ofrecen comida natural y deliciosa, compitiendo contra las grandes franquicias de comida rápida. El problema es que muchos siguen optando por la rapidez y el precio tan económico de las franquicias sin saber realmente lo malos que son para la salud sus productos. Al abaratar tanto los costes de producción con ingredientes de mala calidad, podemos comprar una hamburguesa por 1€, pero es prácticamente un veneno. La relación es simple: cuanto más barato peor calidad. Soy un fiel defensor de que comer bien si puede resultar un poco más caro pero nada que no se pueda asumir. Además, mientras mejor comamos menos riesgos de padecer enfermedades tendremos, sin tener que invertir dinero en curarnos.

Esfuerzo

Tengo que dar la razón a muchos que dicen que no tienen aptitudes para la cocina que coger una lasaña lista congelada y meterla en el horno no tiene fallo. Es cierto que las comidas preparadas son muy sencillas ya que el trabajo ya está hecho. A menos de que lo quemes o lo dejes poco tiempo en el horno, poco más puede salir mal. Hay un factor muy importante, nadie nace sabiendo a cocinar. Hay gente que tiene más habilidad que otra en la cocina, pero todos comemos. De hecho, se calcula que pasamos una media (juntando todas las comidas de una vida seguidas) de 6-7 años comiendo. Por eso considero que la cocina debería ser una asignatura obligatoria en la vida. Hay comidas muy sanas y deliciosas que están al alcance de cualquier “chef novato” como las hamburguesas de verdad y poco a poco se puede ir subiendo el nivel de dificultad. El ensayo y error es la mejor forma de aprender.

Y además genera adicción

La comida procesada no solo es mala, también es muy adictiva. Al comer un plato de carnes, verduras o huevos sentimos que estamos llenos y paramos de comer. Por el contrario, todos los productos procesados llevan grandes cantidades de azúcares y aditivos que hacen que el sistema endocrino produzca la hormona del placer y nunca llegue a decirle a nuestro cerebro que pare. Por eso es tan difícil parar de comer patatas fritas, chucherías o helados.

En definitiva, creo que no hay excusas para no optar por comida real y saludable en vez de las porquerías que nos venden en restaurantes, supermercados y tiendas de todo el mundo. Disfruta de una buena alimentación y procura cuidarte por fuera y por dentro.