Empezad midiendo las cantidades de cada fruto seco por separado. En el caso de las nueces de brazil, las avellanas y las almendras, trituradlas una por una y añadir a un bol lo suficientemente grande como para mezclar todos los ingredientes.
Añadir las nueces picadas, las pecanas y los anacardos. Luego las semillas de chía y de calabaza. El cacao, la harina de Risenta, el polvo de Baobab y la sal.
Derretir la mantequilla y añadirla al bol donde tenéis todos los frutos secos juntos. Con una cuchara de madera mezclar muy bien la mantequilla con todos los frutos secos hasta que se vea húmeda. Si os parece que es poco líquido para la cantidad de frutos secos, no desesperéis. Seguid mezclando hasta el final porque puede que la mantequilla no esté bien esparcida en toda la mezcla.
Extender toda la mezcla en una bandeja para hornear o dos dependiendo del tamaño de la bandeja.
Colocar en un horno precalentado a 100 grados centígrados y cocinar durante una hora. Remover ocasionalmente para aseguraros que la cocción sea uniforme en toda la mezcla.
Retirar del horno y dejadlo enfriar. Transferir toda la mezcla a un recipiente hermético y podéis conservarlo en vuestra alacena listo para servir.