Pelamos el plátano y lo cortamos en trozos pequeños. Con la ayuda de un tenedor o un pasapuré lo machacamos bien hasta convertirlo en una pasta de plátano. Un truco para conseguir esta pasta con mayor facilidad es: antes de pelar el plátano lo estrujamos un poco.
Vamos agregando la taza de harina de coco poco a poco. Vamos revolviendo hasta que quede una masa medianamente consistente.
Sobre una bandeja plana para horno colocamos un papel de horno o encerado para evitar que se peguen las galletas. Con una cuchara grande cogemos porciones para nuestras galletas y las colocamos sobre la bandeja. Recuerda dejar suficiente espacio entre cada galleta para que no se te peguen.
Con el horno ya precalentado a 180ºC metemos las galletas al horno durante aproximadamente 12 minutos. Recuerda que los hornos trabajan de formas muy distintas. Saca las galletas cuando tengan un bonito color dorado y estén crujientes.
Déjalas enfriar… ¡si es que puedes!