Precalienta el horno a 190ºC.

Lava bien todos los dátiles y realiza un corte en forma de cruz en la parte superior del dátil. Con la ayuda de una varilla empuja la semilla del dátil para que salga por el otro lado. De esta forma conseguirás tener un agujero en la parte interior del dátil donde poder rellenarlos. También puedes optar por comprar dátiles que ya hayan sido deshuesados. Eso queda a tu elección.

Corta pequeños taquitos del queso provolone, lo suficientemente pequeños para que quepan perfectamente dentro de los dátiles.

Rellena cada dátil con una almendra y un trocito de queso.

Cuando ya estén rellenos, envuelve cada dátil relleno con una loncha de bacon crudo o ahumado. En este caso yo opté por un bacon ahumado que le daba un sabor especial, pero si no te gusta o no tienes a mano, puedes optar por el bacon normal.

Coloca los dátiles en una bandeja para horno e introdúcelos en el horno durante 15 minutos o hasta que el bacon se haya dorado y el queso se haya derretido.