Deja un par de horas la mantequilla al aire libre para que esté a temperatura ambiente o que esté blanda pero sin estar completamente derretida. En otras palabras, que cuando la toques puedas hundir con facilidad el dedo.

Como esto es al gusto puedes poner tantas hierbas como quieras. Yo puse un ramillete de perejil y otro de eneldo que equivaldría más o menos a 20 gr de cada uno.

Pica las hierbas muy pequeñitas pero sin que se conviertan en pasta. Para eso deberás usar un cuchillo bien afilado.

En un bol y con la ayuda de una espátula mezcla la mantequilla con las hierbas y añade sal al gusto. Si tienes problemas de tensión o no te gusta la sal, puedes omitirla perfectamente.

Coloca sobre una superficie plana un buen trozo de papel film transparente. En el centro coloca toda la mantequilla ya lista y no dejes nada en el bol.

Enróllalo como si de un rollito de sushi se tratara.

Ciérralo por los extremos como un caramelo y mételo en la nevera o en el congelador. También puedes usarlo directamente.