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Es complicado velar por la alimentación de nuestros hijos cuando el mercadeo de productos tan dañinos es muy atractivo para ellos y socialmente aceptado para el resto de los padres en el mundo. Si nos imagináramos a nosotros mismos a los 10 años…¿cómo evitar que se te haga agua la boca cuando ves a los personajes de cómics y películas para niños siendo la imagen de chocolates, galletas, donuts, bollería y refrescos? No está bien que como padres incentivemos a comer esto en casa pero tampoco podemos evitarlo ni catalogar dichos alimentos como malos – aún cuando lo son – principalmente porque lo más importante es que desde niños aprendan que no existen alimentos buenos ni malos, pero sí decisiones y que las mejores decisiones son las que mejoran nuestra salud.

Cada vez que llevo a mis hijos a una fiesta de cumpleaños, chuches, pizzas, donuts, refrescos y chocolates llenan las mesas de fiestas infantiles. Cuando los recojo al final del día, están hiperactivos por todo el azúcar que han comido en unas pocas horas. Como padres tenemos que tomar acciones, brindarles alternativas igual de atractivas y darles la opción de escoger. Por eso, hace pocos días celebré el cumpleaños de mi hijo y fue toda una experiencia paleo que disfrutamos muchísimo.

El año pasado tuve una conversación con él y le pregunté si estaba de acuerdo en hacer un cumpleaños diferente con una tarta de cumpleaños hecha en casa, pinchos de fruta, nada de refrescos y con una barbacoa de salchichas y hamburguesas. Le gusto mucho la idea, pasó su cumpleaños disfrutando en la piscina con sus amigos e incluso me hizo sentir mucho más motivado a continuar celebrando su cumpleaños de esta manera porque todos mis amigos, que también son padres, me habían advertido que un cumpleaños infantil sin chuches no tendría asistentes.

Este año decidí improvisar una tarta completamente paleo, sin azúcar ni ningún tipo de harina. En cambio, utilicé una mezcla de distintas harinas de frutos secos, mantequilla de vacas alimentadas con hierbas, cacao en polvo y miel. Debo admitir, que al ser la primera tarta que hice, no salió nada mal pero aún debo perfeccionar mi receta en cuanto al sabor y a la textura.

Para la primera tarta combiné de 6 huevos, 1 taza de harina de coco y 1 de harina de almendra, 250 gramos de mantequilla derretida, la ralladura de dos limones, 1/4 de taza de miel y un poco de leche. De sabor, estaba muy buena pero la textura no ha sido la mejor porque le faltaba humedad y se rompía. De igual manera observe muchas cosas que corregiré para mi próxima experiencia. La cubrí con nata montada y la decoré con frutas de temporada: albaricoques y cerezas que había recogido de la frutería esa misma mañana.

La segunda tarta la he hecho con casi los mismos ingredientes pero he mezclado 6 huevos, 1 taza de harina de coco, de almendra, de avellana y de nuez, 2 cucharadas de cacao en polvo, una taza de leche, 1/4 de taza de miel de abeja y 200 gramos de mantequilla derretida. Sin duda quedo mejor compuesta porque no se rompía y tenía apariencia de bizcocho. Sin embargo, no quedó tan esponjosa y es lo que corregiría para una próxima vez. La cubrí con una cubierta de chocolate negro de 70% de cacao, nata y mantequilla que complemento ese sabor dulce de una tarta de chocolate y finalicé añadiendo escamas de coco encima.

Para ambas tartas, el horno lo precalenté a 200 grados centígrados y hornee hasta que, al insertar un cuchillo en el centro, salió limpio.

La fiesta empezó y sí que disfrutaron los niños con brochetas de fruta, tartas paleo y una barbacoa estupenda con distintas salchichas. Al final del día, los niños se divierten estando juntos y con el calor del verano, nada más que una piscina para hacerlos felices.

¿Vosotros habéis hecho una tarta paleo? ¡Estaré encantado de escuchar qué ideas tenéis!