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Cuanto más comas más hambre tendrás

Tiempo de lectura estimado: 2 minuto(s)

Durante años los médicos y dietistas del mundo nos han incentivado comer 5-6 veces al día para conseguir un control y/o pérdida de peso.

Muchos de los estudios que afirman que comer menor cantidad de comida repartida a lo largo del día hará que tengamos menos hambre y seamos capaces de controlar las cantidades de comida a lo largo del día. Pero, ¿realmente es así?

¿Os ha pasado alguna vez que no teníais hambre pero probáis una patata frita y ya no podéis parar hasta que se acaba la bolsa? Incluso, que al acabar la bolsa ¿no tenéis ganas de seguir comiendo? También está el caso de no tener apetito, pero como es la hora preestablecida del desayuno o de la comida, una vez que comenzamos somos capaces de comer todo un plato, a pesar de que no teníamos hambre. Pues bien, esto se debe a una serie de hormonas que se activan dentro de nuestro organismo y que son las que controlan el hambre y la saciedad.

La ghrelina es la hormona que se encuentra dentro del estómago. Cuando se ingieren algunos tipos de comida, como los hidratos de carbono, los niveles de dicha hormona se disparan. A su vez, la ghrelina estimula ciertas neuronas hipotalámicas que provocan un aumento del apetito, y cuanto más alto sea el nivel de dichas hormonas mayor será la estimulación y mayor el apetito. En los momentos de grandes subidas es muy difícil dejar de consumir comida siendo casi un acto involuntario el hecho de seguir comiendo. Es por eso que cuando comienzas a picotear en una fiesta palomitas, bollitos, snacks salados y todo tipo de alimentos llenos de hidratos, literalmente comemos hasta “reventar”.

Por otra parte, también tenemos la hormona péptido YY, que al contrario que la ghrelina, esta hormona se genera como respuesta a la comida que ingerimos y que suprime y activa distintas acciones dentro de nuestro organismo. Cuando comemos esta hormona es la encargada de reducir el apetito y de suprimir la secreción pancreática. Además, también inhibe la motilidad gástrica a la vez que incrementa la función de absorción de agua y electrolitos en el colon. Esta hormona se encuentra en la mucosa del tracto digestivo, desde el esófago hasta el colon y da la orden al cerebro de saciedad. Esta hormona trabaja durante todo el día, especialmente después de comer.

Si acostumbramos a nuestro cuerpo a comer menos veces y cantidades razonables de comida saludable, cada vez habrá un equilibrio mayor entre ambas hormonas. En las personas con sobrepeso y obesidad se observa siempre una gran cantidad de hormona de ghrelina y poca hormona péptida YY. Dicha descompensación lo que genera es un círculo vicioso “mientras más comes, más hambre tienes”.

Además de que cuando comemos muy seguido, tenemos constantemente ghrelina en nuestro organismo, la fuerza de voluntad que hace falta para controlar comer una pequeña porción de comida de cada vez se hace casi imposible para la mayoría de personas.

Por ello, es importante que escuches a tu cuerpo. Cuando tengas hambre, espera un poco y realiza una comida saludable con todos los nutrientes que necesites. Por el contrario, si no tienes hambre, aunque sea la hora tradicional de desayunar o de comer, no tienes porqué hacerlo. Come cuando de verdad tu cuerpo te lo pida.

Niklas Gustafson
Autor del post
Niklas Gustafson

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