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Hoy hablaremos de otro nutriente primordial en la alimentación saludable, las grasas. Estas son conocidas también como lípidos. Debemos quitarnos ese falso mito de que las grasas son perjudiciales para la salud, más bien es beneficiosa y son una fuente de energía de calidad para el cuerpo.
Pero si hay ciertas grasas que debéis evitar, como las hidrogenadas y las grasas trans.
Tipos de grasas saludables
Las grasas monoinstaruradas, están presentes en los aceites de oliva, de canola, frutos secos, semillas de sésamo, yema de huevo, aceitunas… Estas grasas actúan favorablemente en el organismo al disminuir el colesterol malo sin reducir el bueno.
Las grasas poliinsaturadas, existen unos tipos de ácidos grasos insaturados los denominados omega 3 (aceites de, oliva en la mayoría de las semillas) y omega 6 (legumbres, las semillas de lino y los frutos secos, pescados y mariscos) que se llaman ácidos grasos esenciales, porque son necesarios para diversas funciones fisiológicas y que el cuerpo no los sintetiza y sólo pueden obtenerse a través de la alimentación.
Las grasas saturadas, sobre todo en grasas animales se encuentran en la mantequilla, el queso, la leche entera, las carnes grasas y en aceite de coco.
Funciones de las grasas
Las grasas deberían ser la principal fuente de energía, es decir, por cada gramo de grasa que tomemos proporcionará 9 kcal. Se considera una reserva energética en el organismo, protege algunos órganos del cuerpo, es un gran regulador de hormonas, así como absorbe y moviliza las vitaminas A, D, E y K.
Hay un falso conocimiento sobre estas grasas, creemos que comer grasas “engorda” y no somos conscientes de que es esencial para el organismo, por eso priorizamos los hidratos de carbono como la principal fuente de energía ¡y es un gran error! Consecuencia de la industria azucarera que sustituye alimentos naturales por productos ultra procesados ricos en sal, azúcar, comidas prefabricadas…
A continuación, quiero añadiros unos ejemplos de alimentación natural y grasas beneficiosas para seguir una dieta saludable.
Aceite de oliva
Ayuda a reducir el colesterol, manteniendo así, un correcto funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular. Además de favorecer el endurecimiento de los huesos, es especialmente beneficioso para aquellas personas que sufran diabetes. El aceite de oliva ayuda a bajar los niveles de glucemia.
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Aceite de coco
Es precisamente una combinación infalible de ácidos grasos las que dotan a este tipo de aceite de potentes propiedades medicinales. Favorece el sistema cardiovascular y el sistema inmune, previniendo enfermedades e infecciones bacterianas y víricas. Además, es un excelente hidratante para la piel y el cabello.
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Aceite de aguacate
Aporta fósforo, potasio, hierro, magnesio, betacarotenos, cobre y vitaminas como las del grupo B (incluyendo ácido fólico), E y K. Contiene ácidos grasos beneficiosos ricos en antioxidantes que protegen nuestro corazón y en general el buen funcionamiento del sistema cardiovascular
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Mantequilla
Contiene todas las grasas liposolubles: la A, la D, la E y la K. La mantequilla es rica en minerales sobre todo selenio y yodo, pero también manganeso, cromo, zinc y cobre, entre otros. Entre sus múltiples beneficios, refuerzan el sistema inmunológico, impulsan el metabolismo, mejoran el funcionamiento cerebral y nutren la piel.
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Aceite de nuez de macadamia
El aceite de macadamia es rico en ácidos grasos Omega 3 y Omega 7. Por ello, mantienen un sistema nervioso saludable, reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, óseas y degenerativas y actúan como hidratantes naturales de la piel.
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Aceite de pescado
Las grasas omega-3 de origen animal, son esenciales e importantes principalmente para la salud del cerebro. Este aceite aporta numerosas ventajas para el corazón, el cerebro, los ojos y las articulaciones.
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Las grasas funcionan como combustible, proporcionan energía para que el organismo funcione además de protegernos del frío. Os recomendamos que probéis a incluirlas más en vuestra alimentación.
