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Etiquetas nutricionales: qué son y cómo se leen

Tiempo de lectura estimado: 2 minuto(s)

¿Sabéis qué son las etiquetas nutricionales?

La mayoría de nosotros habremos visto alguna de ellas sin en verdad saber cómo interpretarla. Debemos empezar por saber qué es y hoy os lo explicaré en este artículo básico sobre qué son las etiquetas, cómo leerlas y qué es importante leer.

Las etiquetas nutricionales son la información que contiene un alimento y está presente en la mayoría de los productos del mundo. Estas etiquetas son datos que deben ofrecer las empresas alimentarias sobre sus productos y tienen una importancia fundamental en la alimentación que llevamos porque si sabemos leerlas son una arma que tenemos para defendernos de los engaños de la industria.

Solemos creer que comer ciertos productos catalogados como “saludables“, “0% azúcar” o “0% grasa” son mejores que otros pero en realidad están lejos de serlo y las compañías responsables de estos productos saben que al agregar etiquetas como “light” apuntan directamente a la necesidad del consumidor por perder peso y así engañarles para que sigan comprando dicho producto. Por ejemplo, una magdalena que diga que no tiene ningún azúcar añadido no la convierte en un alimento sano; si una hogaza de pan dice 8 cereales y el primer ingrediente no es harina integral de trigo, no es integral; si un producto dice “low fat”, “ligero” o “light” quiere decir que tan solo tiene 30% menos de las calorías que tiene el producto original. ¿Veis a lo que me refiero? Por esto es importante saber de qué va la información nutricional en un producto.

Hay 4 cosas que debemos ver al comprar un alimento:

  • Lista de ingredientes: deben ir de mayor a manor peso en los productos, excepto en aquellos que tengan un solo ingrediente. En una dieta saludable, esta es la parte más importante de saber leer las etiquetas porque es aquí donde aparecerán los famosos números E – los códigos asignados a los aditivos
  • Alérgenos: aquellos ingredientes que puedan ocasionar intolerancias como los cacahuetes, el gluten u otros frutos secos.
  • Fecha de caducidad: periodo en el que el producto conserva sus propiedades y también el periodo en el que el consumo ya no es seguro.
  • País de origen: de dónde viene el producto.
  • Información nutricional: el valor energético de los alimentos por cada 100 gramos de producto y el porcentaje de la cantidad diaria recomendada.

¿Qué está presente en la información nutricional?

  • Tamaño de la porción: indica cuánta cantidad aporta las calorías y los valores nutricionales especificados en esa etiqueta y da una idea de cuánto se debe ingerir. Un error común es una clásica bolsa de patatas fritas en dónde la porción indicada es mucho menor que lo que en verdad se consume.
  • Kilocalorías: las calorías son una unidad de energía que se utiliza comúnmente para medir el poder energético de los alimentos y no suelen ser exactas, son aproximaciones adaptadas al tamaño de la porción. En un estilo de vida natural, no es una costumbre contar calorías porque no se basa la alimentación en la pérdida de peso. Sin embargo, lo que si debemos tener es la noción de las calorías por cada 100 gramos, si un producto tiene más de 200Kcal por 100 gramos es muy calórico, si tiene menos de 100 Kcal por cada 100 gramos en bajo en importe calórico.
  • Grasas: cuántos gramos grasa se obtienen por cada 100 gramos de alimento, siendo lo más importante en este aspecto el verificar qué tipo de grasas son. Si el alimento contiene grasas parcial o totalmente hidrogenadas, significa que contiene grasas trans que son perjudiciales para la salud.
  • Hidratos de carbono: de igual manera, se mide por cada 100 gramos o por el tamaño de la porción y detalla cuántos gramos de esos hidratos provienen de azúcares.

Interpretarlas bien significa comer mejor

Conocer esta información es vital para tener un estilo de vida saludable porque la interpretación de estos datos nutricionales nos puede ayudar a tomar decisiones más saludables. En el estilo de vida natural es mucho más fácil evitar la confusión de las etiquetas porque los productos procesados están mucho más limitados que en cualquier otro tipo de alimentación. Las proteínas magras, las frutas y verduras frescas y otros alimentos ecológicos se vuelven protagonistas porque al ser naturales no tenemos que esforzarnos en entender su composición y, al mismo tiempo, sabemos que sin necesidad de contar calorías estamos dándole nutrientes a nuestro organismo.

Niklas Gustafson
Autor del post
Niklas Gustafson

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