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Hoy os voy a hablar sobre el aceite de coco, ya que éste ha pasado de estar al lado de las grasas perjudiciales, porque aumentaba el riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a su alto contenido en grasas saturadas, a triunfar como grasa saludable.
Y es que cada vez hay una mayor evidencia científica de que las grasas que encontramos en el aceite de coco virgen tienen un papel importante para la salud, pues pueden mejorar los niveles de colesterol y son recomendables para la salud cardiovascular y general. Aunque es cierto que sigue habiendo mucha controversia al respecto y que hay muchas corrientes que siguen pensando que es perjudicial precisamente por su alto contenido en grasas saturadas, hoy os voy a explicar ciertos puntos muy importantes a tener en cuenta en relación a su consumo.
Refinado o virgen: ¡no es lo mismo!
El aceite de coco se extrae de la carne de la pulpa del coco. Al igual que el aceite de oliva hay varios métodos de extracción, y esto va a determinar la calidad del aceite.
El aceite de coco refinado se obtiene a partir de la pulpa seca del coco mediante un proceso de refinación, desodorización y blanqueamiento que da como resultado niveles altos de ácidos grasos libres y una hidrogenación parcial, es decir, grasas hidrogenadas o trans. Este método, por tanto, no es cardiosaludable.
Sin embargo, hay otro método que sí lo es y que proporciona lo que conocemos como aceite de coco virgen, que no es más que el aceite que se obtiene de la pulpa fresca y madura del coco por medios mecánicos o naturales, con o sin el uso de calor y sin procesos de refinado químico. Se consigue así un aceite intacto conservando por tanto sus nutrientes, vitaminas y minerales.
Grasas saturadas cardiosaludables
El aceite de coco virgen presenta un 99,9% de ácidos grasos, de los cuales el 91,9% son saturados, por esto ha creado tanta controversia el consumo de este producto como “producto saludable”.
Las grasas saturadas se habían relacionado siempre con un incremento del colesterol, pero recientemente diversos estudios han demostrado que los ácidos grasos saturados de cadena media presentes en productos como el aceite de coco virgen o la mantequilla, reducen el colesterol total, aumentan el bueno (HDL) y evitan que el LDL se convierta en una forma dañina. Aparte, las grasas saturadas tienen una amplia lista de beneficios para nuestra salud, de los cuales hablé hace unos meses.
Ayuda a tu sistema inmune
El aceite de coco virgen tiene un alto contenido de un ácido graso conocido como ácido láurico, únicamente presente en este aceite y en la leche materna. El contenido del ácido láurico es de 50 gr por cada 100 gr de aceite de coco virgen extra, el cual tiene un gran poder antimicrobiano. Esta propiedad se debe a que tras su consumo se metaboliza el ácido láurico transformándolo en monolaurina, que tiene propiedades frente a la cubierta de ciertos virus como son el VIH, el herpes, el sarampión, etc También ayuda a combatir la bacteria Helicobacter pylori, relacionada con las gastritis, las úlceras y el cáncer de estómago.
¿Es realmente tan bueno o tan malo como dicen?
Simplemente debe consumirse con cabeza, sabiendo los beneficios de éste pero sin darle el valor de un superalimento, y siempre dentro de una dieta variada con alimentos naturales, evitando el consumo de ultraprocesados. Mi consejo es que utiliceis tanto el aceite de oliva virgen como el aceite de coco virgen aprovechando los beneficios y propiedades que otorgan a nuestras diferentes recetas. Por aquí os dejo unas de mis recetas en las que el aceite de coco le da un toque clave:
–Trufas de dátiles con coco y cacao
–Bombones de coco y chocolate saludables
