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Muchas personas quieren comer mejor, pero desconocen la importancia de un paso tan clave –y habitual– como es la compra de alimentos, que NO necesariamente es igual a ‘compra saludable’. Hay quienes entran al supermercado con intención de mejorar su alimentación, pero sucumben ante antojos y trampas del marketing, llenando el carrito de comida que dista mucho de ser saludable.

A veces, lo más obvio es lo más difícil de ver, ¿no te parece? Al ser la compra un paso tan básico y que todos hemos hecho alguna vez, subestimamos lo clave que es para el desarrollo de hábitos saludables. Pero, ¿cómo podemos comer mejor si la base en la que se construyen estos hábitos no es suficientemente sólida? Steve Jobs decía: “lo simple puede ser más difícil que lo complejo”. El éxito de realizar una compra saludable va a depender de tu organización, pues para alcanzar la meta, debes tener claro el camino. Y para tener claro el camino, debes tener presente tu motivación real para tener una buena alimentación.

Comienza la compra saludable por el principio: el menú

El menú será la planificación de la que partirá tu plan de acción –como cualquier proyecto de trabajo–, y es que una alimentación saludable ¡sí que es todo un proyecto de vida! Por lo que debe planificarse. Y ten presente que lo ideal es que nuestras comidas aporten proteínas, grasas, fibra, y vitaminas y minerales. Esto es fundamental para revisar que el menú que planificamos va alineado con nuestra meta de comer mejor. 

 Haz de tus menús un arcoíris: alternar los alimentos, sobre todo frutas y vegetales, te ayudará a comer mejor al beneficiarte de las propiedades de cada uno de ellos. Recuerda que no todos aportan lo mismo.

 Ten en consideración tu rutina y la de tu familia: los días que vas al gimnasio, cuando los niños tengan alguna reunión o actividad, si tú o tus hijos comen entre comidas, etc.. Todo esto evitará compras de último momento.

 Prefiere el agua como bebida por excelencia, y evita tomar zumos. Opta por batidos y smoothies que aprovechen las piezas enteras de fruta, y no solo el zumo.

 Elabora un menú de más de 7 días. Puedes hacerlo en base a tu frecuencia de compra (siempre y cuando sea mayor a 7 días, por supuesto). Esto te ayudará a evitar que el mismo menú se repita todos los lunes, o martes, etc… ¡La idea tampoco es aburrirse!

Ajústate a la lista de compra, ¡no le abras la puerta de tu casa al enemigo! Así evitarás tener a la mano esos alimentos “poco saludables” que te alejan de tu meta.

Haz la lista de la compra

Una vez revises que tu plan de menús está enfocado a tu meta, elabora la lista de compra de los alimentos que vas a necesitar. Puedes hacerla en papel o en el móvil, lo que te sea más cómodo, eso sí, no la tires o borres porque servirá de respaldo para las siguientes compras.

Para ahorrar tiempo, arma la lista por grupos de alimentos: vegetales, frutas, carnes, etc. Esto te evitará saltar a un extremo y otro de la lista, o que tengas que volver en la tienda por algún producto. Antes de seguir armando la lista, comprueba lo que tienes en la despensa a fin de evitar comprar más de lo que necesitas. Otro punto importante es que impliques a tus hijos para que vayan aprendiendo y adquiriendo hábitos saludables.

Comienza la carrera de la compra saludable

Ahora, ¡la ejecución! Puede que el definir tu ruta parezca un paso obvio, pero es más estratégico de lo que crees. Recuerda que en las técnicas de marketing que usan las grandes superficies o los fabricantes nos pueden llevar a engaños.

 Nunca compres con hambre: esto ayuda a que te guíes por la lista de compra, y ¡no por tu estómago!

 Planifícate para llegar a la meta: ten claro qué es lo que va a comprar a fin de evitar pasar por el pasillo de dulces, así como evitar caer en estrategias de marketing que te empujen a llevar productos que no necesitas. ¡No importa lo buena que sea la oferta! Para esto, define tu ruta.

 Opta por productos frescos, locales y de temporada: esto ayuda a reducir el calentamiento global por la huella de carbono. Aprovecha este paso, y enseña a tus hijos cuáles son las frutas y vegetales de temporada.

 Sal de la rutina, ¡prueba algo nuevo!: atrévete a probar un vegetal o fruta que no conozcas, o prepáralo de nuevas maneras. Sé que mencionamos no salirte de la lista de compra, pero añadir una nueva fruta o vegetal, nunca está de más.

 Deja lo congelado para el final: evita que pierda la cadena de frío y puedan alterarse la inocuidad del mismo, así como sus propiedades organolépticas. Por eso es importante que tengas ya una ruta establecida.

Lee los etiquetados: conoce lo que compras

Para que te alimentes de forma saludable, es importante que los productos que compres también lo sean. Para saber si estás eligiendo la mejor opción, opta por leer el etiquetado. Aprovecha para enseñar a tus hijos a leerlo, de esta forma podrán divertirse y al mismo tiempo comprar productos más sanos.

Uno de los puntos más relevantes por lo que se debe prestar especial atención al etiquetado es que hay productos que aparentemente no llevan azúcar ni edulcorantes, pero que en la práctica sí lo llevan. Es el caso de botes de salsas preparadas, como la salsa de tomate, de barritas dietéticas, pan embolsado… Además, presta atención a las fechas de vencimiento, así evitarás comprar un alimento pronto a vencer y evitarás el desperdicio de alimentos.

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