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Cenar poco, o nada, NO adelgaza

Tiempo de lectura estimado: 2 minuto(s)

El famoso refrán “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” ha deformado el concepto de lo que es una alimentación balanceada y ha generado más daño en nuestros hábitos del que creemos, arraigando peligrosamente la falsa creencia de que cenar poco adelgaza.

Esta historia de ficción ha hecho que se le dé más importancia a la hora que comes, que a lo que consumes a lo largo del día, favoreciendo alteraciones en el peso y en la composición corporal de las personas, con sus efectos a largo plazo. ¿Quieres saber por qué cenar poco, o nada, realmente no adelgaza? 

Dejar de cenar NO es la solución

No cenar sólo por querer limitar las calorías que consumes no es el camino que te llevará a adelgazar de forma sostenida en el tiempo; menos si deseas evitar el efecto rebote y mantener tu peso ideal. Si bien cuando se empieza a comer menos, el cuerpo entra inicialmente en un estado que favorece la pérdida de peso, saltarse regularmente las cenas y seguir una dieta hipocalórica favorece alteraciones metabólicas y el aumento de peso.

Parte de esta pérdida será a costa de músculo, lo que hará que tu tasa metabólica sea más lenta ¿Por qué? Recuerda que los músculos son los que gastan calorías y, a menos músculo, menos energía necesitará tu cuerpo en el día. Es decir, mientras menos bocas (músculo) tienes que alimentar en casa, menos comida debes preparar (comer) si quieres evitar que tu cuerpo almacene lo que le sobra en forma de grasa.

Esta práctica hará que entres en un estado de termogénesis adaptativa, acostumbrando a tu cuerpo a la reducción de calorías, disminuyendo el gasto energético, y evitando que se libere la energía que está acumulada en forma de grasa. De aquí la famosa frase “pero si ya casi no como, ¿por qué no bajo de peso?”Lo ideal es realizar una práctica adecuada de ayunos intermitentes, en donde se alterna el consumo normal de alimentos con períodos de restricción controlados.

Picotear en vez de cenar puede ser un arma de doble filo

El hecho de “picar” algo para cenar no tiene por qué ser negativo. El problema es que muchas veces invita más al abuso que al control ya que es difícil visualizar la cantidad total que estás comiendo. Para estimular el centro de la saciedad y empezar a sentirte lleno tu cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos, pero si picoteas toda la noche esto no va a suceder, pues no estimulas lo suficiente al cerebro para que entienda que ya ha comido bastante.

Ten en cuenta, además, que cuando se llega tarde y cansado a casa no suele pensarse en preparar un picoteo sano, recurriendo a lo fácil y rápido, como productos ultraprocesados, llenos de azúcar y grasas trans, que en vez de saciarnos provocan hambre al poco tiempo, y no son saludables. Si quieres comer algo más pequeño de lo que usualmente cenas, cómelo preferiblemente sentado, conscientemente, y de forma continua para que así puedas estimular al centro de la saciedad y sentirte lleno después de comer.

¿Puedo cenar fruta?

Si eres de los que le teme a la fruta de noche, debes tener en cuenta que el balance final es lo que se ha comido durante todo el día, y no la hora a la que se ha comido. Al final, esto determinará si la energía que te aporta esa manzana o ese melocotón serán quemadas o serán almacenadas en forma de grasa en tu cuerpo. Con una dieta balanceada y estás habituado a comer a lo largo del día con moderación, tomar una fruta de cena no te hará subir de peso. Eso sí, es mejor escoger frutas que tengan bajo índice glucémico para evitar que tus niveles de azúcar en sangre se disparen con el consiguiente bajón compensatorio que sólo hará que te vuelva a dar hambre más rápido de lo que crees.

En conclusión, la fruta en sí no adelgaza ni engorda, su efecto en tu cuerpo va a depender principalmente de lo que comas en el día. La fruta no es lo suficientemente mágica para hacerte adelgazar, ni lo suficiente malévola para hacerte engordar. Sin embargo, lo ideal es que incluyas otros grupos de alimentos que afecten menos los niveles de glucosa en sangre, como por ejemplo los vegetales y las proteínas.

Empieza a ser consciente de la totalidad y la calidad de alimentos que le das a tu organismo en el día. Elimina todos aquellos alimentos ultraprocesados ricos en azúcares simples y grasas trans. Empieza a apoyar el proceso de cambio y adaptación a nuevos hábitos a través de la inclusión de otros hábitos saludables como hacer actividad física y manejar tus emociones.

#BeMoreNatural #SoloTieneCosasBuenas

Niklas Gustafson
Autor del post
Niklas Gustafson

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