¡No te pierdas nada!

Recibe los últimos post y contenido exclusivo en tu correo. Nada de spam. Prometido.

La alimentación como tratamiento para el estrés

Tiempo de lectura estimado: 3 minuto(s)

El estrés es una palabra que escuchamos cada vez con más fuerza. Sin embargo, el ‘estado de alerta’ que se produce en los seres humanos bajo situaciones que son comunes a muchos de nosotros (mudanzas, tener hijos, nuevos retos…) es tan antiguo como la raza humana; y, por más impresionante que sea, el tratamiento para el estrés, también lo es.

La Organización Mundial de la Salud define ‘estrés’ como “reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan al organismo para la acción”. En el pasado, estas reacciones se activaban en situaciones de emergencia para permitir la supervivencia. Por ejemplo, huir de un animal para evitar ser comido. La problemática actual se da porque esta respuesta, que debería ser ‘la excepción’, lamentablemente hoy en día se ha vuelto ‘la regla’. De hecho, en España, el VII estudio de CinfaSalud mostró que casi 12 millones y medio de personas (casi un 26% de la población) sienten que el estrés forma parte habitual en sus vidas.

En algunas situaciones, ésta cascada de reacciones que se activa en el cuerpo por estrés, puede llegar incluso ¡a salvarnos la vida! Y en cantidades moderadas, se establece que mejora  la manera en que afrontamos situaciones cotidianas, al ayudarnos a administrar mejor nuestros recursos.

El problema viene cuando los recursos (personales y/o sociales) para responder a los ‘estímulos’ que generan estrés, ¡se hacen insuficientes! Al no poder resolver el origen de la situación, esta cascada de reacciones se repite constantemente (muchas veces sin descanso), haciendo que nuestro cuerpo se sobrecargue y se agote. De hecho, muchos estudios han establecido que las personas que viven o trabajan en ambientes estresantes, tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades.

A pesar de los estudios que demuestran el papel del estrés en el desarrollo y empeoramiento de muchas enfermedades, la mayoría de las personas -incluso muchos profesionales- no contemplan medidas para reducir el mismo en su vida cotidiana. Las actividades que mejor ayudan en el tratamiento del estrés de forma natural y a largo plazo dependen fundamentalmente de cada persona y requieren de un nivel de compromiso, como son: la meditación, la actividad física, y la alimentación. Lamentablemente, la mayoría de los seres humanos prefiere seguir manejando ese tipo de situaciones internas con herramientas externas, como son los fármacos.

La alimentación

Para producir adrenalina, nuestro cuerpo utiliza vitamina C de sus reservas, por lo que debemos reponer este gasto adicional aumentando el consumo de alimentos ricos en este nutriente, como son la guayaba y la mayoría de las frutas cítricas: kiwi, limón, fresa, mandarina, naranja…, y vegetales como: pimiento, tomate y coles. La vitamina C, además, ayuda a mantener a nuestro sistema inmune; por lo que si no incrementamos su consumo en estas situaciones, es común que nos enfermemos. Probablemente más de una vez te ha pasado que, cuando algo te preocupa, te resfrías.

Otra consecuencia del estrés, es que nuestro cuerpo usa más proteínas para fortalecer el sistema inmune, procesos de cicatrización, y mantener órganos vitales. Estamos en estado de alerta, ¿recuerdas? Por lo que aumentar el consumo de este nutriente es también buena herramienta para reducir las consecuencias negativas en nuestro cuerpo. Además, los lácteos, carnes magras, y pescados, aportan triptófano, que es un aminoácido necesario para producir serotonina, la famosa “hormona de la felicidad”. 

Antes de conocer mejor a mi cuerpo, si una situación me estresaba era común que se me antojaran alimentos ricos en azúcar o chocolate. Y si bien ese comportamiento tiene una razón de ser, ¿te imaginas comer estos alimentos cada vez que estemos ansiosos o preocupados? Provocan picos de energía y glucosa rápidos, que desaparecen rápido, y eso tiene consecuencias similares en nuestro estado emocional, dando lugar a cambios rápidos de humor.

La meditación

Es una práctica que busca entrenar la mente y aumentar el nivel de consciencia. Su popularidad ha aumentado por los beneficios que traen a quienes la practican regularmente, como una reducción en el nivel de tensión, estrés, ansiedad, depresión, y dolor; además, mejora la memoria y el nivel de energía. En general, optimiza el estado de salud. Hay muchas formas de practicarla, la idea es que la hagas de la manera que te sea más cómoda. Así sea que dediques inicialmente 5 minutos al día.

Actividad física

Mantenerse físicamente activo ¡tiene más beneficios de los que la mayoría de las personas creen! Más allá de lo que pueda decir sobre lo bien que me sienta hacer ejercicio, muchos estudios confirman el efecto que tiene en reducir las consecuencias negativos del estrés. Así que, ¡empecemos a movernos! 

La motivación más fuerte que hay es la de saber que trabajas para conseguir aquello que tanto has deseado. Sea cual sea la razón por la que un día decidiste que querías hacer ejercicio, nunca la pierdas de vista en tu camino. Desde mejorar tu aspecto físico a quemar algunos excesos de la alimentación, hasta desestresarse o como actividad para salir de casa. Convierte lo que hayas marcado como objetivo en tu mayor fuente de inspiración. 

#BeMoreNatural #SoloTieneCosasBuenas

Niklas Gustafson
Autor del post
Niklas Gustafson

Déjame un comentario y charlamos

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

sígueme en Instagram